viernes, 9 de noviembre de 2007

A la venta en la tienda La Pulga



A un sol, en la tienda La Pulga en la calle Berlín 290-3, Miraflores.
Esta semana voy a ir a otras tiendas para dejar exhibidores donde vender y pedir auspicios para sacar más números. El ideal es que La voz del capitalista vegetariano sea gratis y se financie con publicidad de tiendas que apoyen la moción. De tal forma que me pueda pasear por las calles en busca de más santos oscuros, ampliar la red rizomática, encontrar inspiración para seguir escribiendo y cambiando el mundo de a pocos, es agotador cobrar por lo que hago, cuando es solo arte, esa cosa inútil que los seres humanos necesitamos para no automatizarnos.
En el futuro todo va a ser gratis, cuando todos hagan lo que aman. Lo hagan por amor, porque quieren hacerlo. No habrán jefes. Ese mundo está cada día más cercano, pero depende de cada uno de nosotros.

Ayer domingo salí en mi bicicleta con 6 exhibidores en un maletín. Fui a un restaurante vegetariano en Petit Thouars, Tai I, donde conocí al hijo del dueño taiwanés que se llama Mulín. Conversé con Jorge, un cura con un bastón que me saludó sonriente y me dijo que tengo que hacer ejercicio e ir a la playa para broncearme y pedaleé casi 5 horas viendo tiendas que estaban cerradas. ¡Qué felicidad!


Bienvenidos

Desde los 15 años sueño con ser escritor y he venido escribiendo en varios cuadernos. Algunos una vez terminados los presté/regalé con la esperanza de que algún día su valor de cambio se incremente y sean devueltos/vendidos/subastados/reencontrados/escondidos para hacer una fiesta toda vez que con ellos se pudiese hacer una gran fortuna. El caso es que algunos no están en mis manos así que lo que les pueda suceder en el futuro escapa de mi quisquilloso control.

De otro lado, he decidido guardar los que aún están rondando en mi cuarto con sus silentes ideas dentro, todavía en la anomia por diversos motivos. Hasta que me vuelvan las ganas de regalar esos retazos de mi tiempo vital.

Además, de forma exotérica he iniciado mi obra con La voz del capitalista vegetariano, una publicación, que si bien ha comenzado panfletaria, enana, misia y monse, es fiel reflejo de su tiempo en el que los artefactos culturales están devaluados, souvenierizados, mediatizados y el mundo en su afán por producir más y más se ha venido olvidando de lo más importante: esa voz que se pierde constantemente en el instante, ésa vibración acústica que se evapora en el aire mientras existe, esa exhalación que solemos llamar vida y que no puede ser encerrada bajo ninguna forma ni conceptualizada y que crece en espiral, como la tela de una araña o un rizoma subterráneo lista para crear nuevamente el universo.

Y bueno este es un post de bienvenida a aquellos que quieran conocer lo que es en verdad importante, pues lo iremos descubriendo de la mano del tiempo y la experiencia. Mucha luz, paz, amor, verdad y todas aquellas cosas que puedan considerar nobles y buenas para ustedes, los que quieren seguir este camino o cualquiera de los caminos que los lleven a una felicidad interminable, al encuentro del centro de esta espiral que nunca comenzó y nunca va a terminar.